Texto descriptivo

Una descripción es el retrato literario de cuanto el narrador puede ver o saber sobre un personaje, un paisaje, etc. Es lo más parecido a una fotografía con palabras. Tradicionalmente se dice que una imagen vale más que mil palabras, y no es errónea esa expresión, puesto que si tuviésemos de describir con palabras sentimientos o sensaciones que tenemos ante ciertos momentos, usaríamos más de esas mil palabras.
En ella se debe mostrar la mayor cantidad de características de lo descripto, y destacar las más importantes, ordenándolas de la forma más conveniente. Para ello, hemos de emplear cuantos recursos literarios estén en nuestras manos para hacer que el lector tenga la mayor cantidad de información sin estar presente ante la puesta de sol que queremos describir, nuestra mascota o el olor de la panadería de debajo de tu casa a primera hora de la mañana.




Así, podemos ver cómo podemos clasificar estos tres pasos en el siguiente gráfico:
- Fuente: Kalipedia.com
Fuente del Slide: vegadas.

Según la intención comunicativa del emisor, podemos encontrarnos ante descripciones objetivas y subjetivas. ¿Cómo identificarlas? Aquí te proponemos unas pautas a seguir para ayudarte en esta diferenciación:
La descripción objetiva es propia de los textos científicos y técnicos. Tiene una finalidad informativa: pretende mostrar la realidad tal como es. En ella, el emisor se limita a reflejar lo que ve de una manera minuciosa y precisa, sin manifestar sus propios sentimientos o emociones. Este tipo de descripción utiliza un lenguaje objetivo y riguroso. Ejemplo:
"En la Mancha abundan las lagunas pequeñas. Algunas son de agua muy salada, rodeadas de escasa vegetación. En otras zonas el paisaje es muy árido."
La descripción subjetiva es propia de los textos literarios. Tiene una finalidad estética. El emisor no se preocupa tanto de reflejar la realidad como de dar cuenta de los efectos que esa realidad produce en su ánimo; por eso, la descripción pierde en minuciosidad y exactitud y se llena de valoraciones personales que transmiten al receptor las emociones y sentimientos de quien hace la descripción. Ejemplo:
"Éste que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande, ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha , y del que hizo el Viaje del Parnaso , a imitación del de César Caporal Perusino, y otras obras que andan por ahí descarriadas y, quizá, sin el nombre de su dueño. Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra. Fue soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades. Perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo, herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlo Quinto, de felice memoria".
Miguel de Cervantes, Novelas ejemplares.
Fuente del Slide: rita chavez.



(Descripción física de un sacerdote) "Era don Cayetano un viejecillo de setenta y seis años, vivaracho, alegre, flaco, seco, de color de cuero viejo, arrugado como un pergamino al fuego, y el conjunto de su personilla recordaba, sin que se supiera a punto fijo por qué, la silueta de un buitre de tamaño natural; aunque, según otros, más se parecía a una urraca, o a un tordo encogido y despeluznado. Tenía sin duda mucho de pájaro en figura y gestos, y más, visto en su sombra. Era anguloso y puntiagudo, usaba sombrero de teja de los antiguos, largo y estrecho, de alas muy recogidas, a lo don Basilio, y como lo echaba hacia el cogote, parecía que llevaba en la cabeza un telescopio; era miope y corregía el defecto con gafas de oro montadas en nariz larga y corva. Detrás de los cristales brillaban unos ojuelos inquietos, muy negros y muy redondos. Terciaba el manteo a lo estudiante, solía poner los brazos en jarras, y si la conversación era de asunto teológico o canónico, extendía la mano derecha y formaba un anteojo con el dedo pulgar y el índice."

"Y todo por esa mocosa de enfermera […] No hay más que mirarla para darse cuenta de quién es, con esos aires de vampiresa y ese delantal ajustado, una chiquilina de porquería que se cree que es la directora de la clínica."

"No me gusta ni mi cara ni mi nombre. Bueno las dos cosas han acabado siendo la misma. Es como si me encontrara feliz dentro de este nombre pero sospechara que la vida me arrojó a él, me hizo a él y ya no hay otro que pueda definirme como soy. Y ya no hay escapatoria. Digo Rosario y estoy viendo la imagen que cada noche se refleja en el espejo, la nariz grande, los ojos también grandes pero tristes, la boca bien dibujada pero demasiado fina. Digo Rosario y ahí está toda mi historia contenida, porque la cara no me ha cambiado desde que era pequeña, desde que era niña con nombre de adulta y con un gesto grave."

"Mi criado tiene de mesa lo cuadrado y el estar en talla al alcance de la mano. Por tanto es un mueble cómodo; su color es el que indica la ausencia completa de aquello con qué se piensa, es decir, que es bueno; las manos se confundirían con los pies, si no fuera por los zapatos y porque anda casualmente sobre los últimos, a imitación de la mayor parte de los hombres; tiene orejas que están a uno y otro lado de la cabeza como los floreros en una consola, de adorno, o como los balcones figurados, por donde no entra ni sale nada; también tiene dos ojos en la cara; él cree ver con ellos, ¡qué asco se lleva!"

"Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. En pocos años Macondo fue la aldea más ordenada y laboriosa que cualquiera de las conocidas hasta entonces por sus tres cientos habitantes. Era de verdad una aldea feliz, donde nadie era mayor de treinta años y donde nadie había muerto."

El siglo XI El siglo XI presenta, desde el punto de vista político, las siguientes características:
- Desintegración del califato andalusí en reinos Taifas, sumidos en conflictos sociales (bereberes-eslavos) en los que toman partido los reinos cristianos.
- Pago de Parias por parte de los Taifas por dos motivos: 1) para impedir los ataques cristianos y 2) para garantizar la ayuda del reino cristiano a la hora de sofocar rebeliones.
- Fortalecimiento de los reinos y condados cristianos, pacificación interna: favorece la expansión económica; contactos con Europa.
- Intervención en la política andalusí y rivalidad entre los diferentes reinos y condados cristianos:
- Guerra civil castellano-leonesa: facilitó la independencia del condado de Portugal.
- Unión Navaro-aragoneza: 1076 y fin en 1134
- En 1137 Aragón bascula hacia el cdo. Barcelona: CORONA DE ARAGÓN.
- Tras 1085, fecha de la conquista de Toledo, Al-Andalus llaman a los ALMORAVIDES, que habían formado un imperio norteafricano.
- Intervención en la política andalusí y rivalidad entre los diferentes reinos y condados cristianos:

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